MAGRITTE. LA SORPRESA DEL ABSURDO.

Ya conoces lo que es y qué significa el surrealismo. Sabes que los pintores de este estilo reflejan en sus cuadros elementos reales pero en situaciones absurdas, en coexistencias imposibles, flotando, etc. Es como si el mundo de los sueños, con sus extravagancias y originalidades fuese llevado al lienzo haciendo gala de una imaginación sin límites.

El surrealismo utiliza un dibujo muy marcado y unos colores brillantes. Pinta figurativamente los objetos de forma que sean inmediatamente reconocibles, pero algo en estos cuadros nos llama la atención por lo infrecuente, absurdo, incoherente o imposible. También es normal que nos sintamos algo intranquilos e inquietos al contemplar estas obras ya que el mundo que representan se escapa muchas veces de nuestra comprensión y nos hacen tener ese temor por lo desconocido e inesperado que como seres humanos poseemos.

René Magritte es un destacado pintor surrealista belga que, además de cultivar las características surrealistas citadas, utiliza situaciones sorprendentes y contradictorias, mostrando una gran preocupación estética no exenta de un cierto sentido del humor, en ocasiones ciertamente satírico e incluso macabro.

En esta exposición mostramos obras de este pintor surrealista, que, al igual que Salvador Dalí, Chirico o André Breton cultiva un género muy sugerente e interesante.

El espectador se siente inmediatamente atraído por estas obras ya que nuestra curiosidad natural trata de descifrar sus misterios y sus contradicciones.


LA CLARIVIDENCIA.

Este cuadro es realmente curioso. Un pintor está en pleno esfuerzo pictórico inspirándose en un huevo que está sobre la mesa. Hasta aquí todo normal pero resulta que lo que aparece en el lienzo no es el huevo sino un pájaro volando. No sabemos que pasa, tal vez el pintor se adelanta a los acontecimientos, o su inspiración es sólo parcialmente pintada, o la escena busca la provocación del absurdo...

Por lo demás, dibujo nítido, cuidado claroscuro y colores definidos caracterizan este y todos los cuadros de Magritte.

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LA OBRA MAESTRA O LOS MISTERIOS DEL HORIZONTE.

Tres hombres o uno solo, visto desde tres diferentes ángulos y con una luna creciente sobre sus cabezas. Se trata de un atardecer y el personaje masculino, aislado, pensativo y distante aparece rígido y estático, como si se tratara de un muñeco, con una cara inexpresiva, como de cera, y nos hace pensar sobre qué sentido tiene todo esto. Tres lunas y tres hombres, totalmente iguales; soledad y misterio; claridad y oscuridad. La interpretación queda así abierta y Magritte sólo nos sugiere un campo de posibilidades para que nosotros busquemos explicaciones, si es que podemos.

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EL IMPERIO DE LA LUZ.

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Maravillosa propuesta lumínica la de este cuadro, tal vez el más conocido de este pintor surrealista del siglo XX. Resulta muy curiosa la profunda oscuridad de bosque, estanque y casa mientras el cielo se presenta claro y luminoso. La bella mansión tiene cerradas sus contraventanas salvo en dos ventanas del primer piso a la izquierda, pero el mayor impacto luminoso corresponde a la farola, que solitaria y aislada, rompe la oscuridad permitiéndonos ver la fachada y su reflejo en el estanque. El cuadro nos infunde una sensación de misterio y fantasía muy sugerente.


EL DOMINIO DE ARNHEIM.

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Esta composición redunda en un tema ya visto en otra obra de Magritte (La clarividencia) y trata sobre la famosa disputa filosófica del huevo y la gallina. A diferencia de otras obras, aquí es la naturaleza salvaje la que mezcla sus formas caprichosamente hasta apabullarnos con la figura de una majestuosa águila surgiendo en la línea de cumbres como una figura pétrea amenazante y poderosa. Su gesto protector lo relacionamos inmediatamente con la fragilidad de los dos huevos colocados en el alfeizar de la ventana. ¿Serán sus futuros pétreos polluelos?


LA VICTORIA.

Azul pálido y amarillo suave marcan totalmente a nivel cromático esta composición sorprendente.

Aquí impera el dicho “ponerle puertas al campo” ya que la puerta entreabierta con su correspondiente marco aparece aislada encima de una duna costera.

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El simplismo de la composición refuerza su mensaje. No existen muchos elementos, no hay personajes, sólo mar, cielo, tierra y...una puerta. Un conjunto absurdo, pero hay más: la puerta da paso...¡a una nube! . Ya no caben más sorpresas puesto que apreciamos una lucha de tamaños imposible, la nube colándose por una puerta aislada en la playa, una atmósfera totalmente desértica e inquietante...

Pues sí que hay una cosa más y tal vez la más enigmática: ¡¡ puerta y marco adoptan el color de lo que tienen detrás ¡!. ¡Se mimetizan con los fondos como si la puerta tuviese vida propia!


LA MAGIA NEGRA.

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Nueva metamorfosis cromática en este caso de un bello cuerpo femenino. El tono ocre de la arquitectura impregna la parte inferior de su anatomía mientras que el cielo y el mar con su intenso azul lo hacen con la superior. La estudiada postura refleja concentración y ensimismamiento, meditación sobre la esencia y la existencia del ser humano en un entorno inmenso donde la vista se pierde en el horizonte. Magritte muestra de esta manera la soledad del ser humano y su insignificancia en un mundo que le sobrepasa y muchas veces doblega.