VENECIA Y EL ARTE. LUZ, RIQUEZA Y SENSUALIDAD.

Venecia es sinónimo de arte. Desde siempre, la ciudad de la laguna ha sido un emporio de artistas, mecenas, museos y obras artísticas. Tanto si estudiamos el periodo medieval, como el renacimiento, el barroco o el neoclasicismo, encontramos ejemplos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos muy notables en esta ciudad.

Todo contribuyó a este esplendor artístico: el comercio con oriente, la victoria sobre los turcos en Lepanto (1571), la situación estratégica de la ciudad y el gusto de sus habitantes por los fenómenos artísticos, especialmente la rica burguesía. Resultan legión los pintores venecianos destacados: Bellini, Tintoretto, Carpaccio, Veronés, Tiziano, Giorgione, Canaletto, Guardi, etc. Lujo, ostentación, sensualidad y opulencia aparecen reiteradamente en los cuadros de autores venecianos junto con una luz muy especial e intensa: la luz de una ciudad acuática.


MILAGRO DE LA RELIQUIA DE LA CRUZ EN EL PUENTE DE RIALTO. VITTORE CARPACCIO.

Vittore Carpaccio nació en Venecia en 1460 y murió en la misma ciudad en 1526. Sus temas son variados pero invariablemente situados en los canales y plazas de la República de la Serenísima, nombre con el que se conocía a Venecia en su etapa de esplendor. En este caso el tema es un milagro acaecido, según la leyenda, en el gran canal, cerca del famoso puente de Rialto, que aparece a la derecha. Es, curiosamente, de madera, pero sufrió un incendio y fue reconstruido en piedra tal y como hoy lo vemos.

carpaccio

Un loco (vestido de negro sobre la loggia de la izquierda y con cara de estúpido) es curado milagrosamente por la reliquia de la cruz de Cristo. Esta escena se completa con una espléndida procesión sobre el Rialto, gran cantidad de personajes sobre la ribera del canal y otros sobre sus góndolas. Como siempre en Venecia, la luz es muy intensa, tanto como la riqueza y elegancia de que hacen gala los numerosos venecianos que pasan ante nuestros ojos.

Resulta muy interesante observar los detalles; mira por ejemplo las chimeneas, las casas, los rostros y .... ¿no te dan envidia esos preciosos pantalones de los gondoleros ?. A ver si encuentras un perrito blanco, un hombre llevando un barril en los hombros, una señora sacudiendo una alfombra en la ventana o dos gondoleros negros muy elegantes.


CENA EN CASA DE LEVÍ. PABLO VERONÉS.

Espectacular mural de más de 12 metros de largo y 5 de alto procedente del refectorio de un monasterio y una de las obras pictóricas más grandes del mundo. El encargo era la última cena pero Veronés, pintor manierista como ya habrás notado, hizo una interpretación extremadamente libre, haciendo aparecer una escena abigarrada con elementos que fueron considerados como impropios por la Iglesia. Paolo Caliari, que así se llamaba Veronés, se llevó un mal trago cuando fue sometido a un proceso de la Inquisición por este mural. Se le acusaba de irreverente e irrespetuoso. Finalmente algunos artistas declararon a su favor aludiendo a la sagrada libertad creadora de los artistas y todo se saldó con el cambio de nombre de la obra por "Cena en casa de Leví ", un episodio bíblico menor.

verones

Seguramente te estarás preguntando el porqué de semejante escándalo, pues bien, analiza detenidamente la escena y verás animales (dos perros, un gato y un azor), soldados alemanes de religión protestante con sus armas, enanos y bufones, personajes negros y turcos, gran opulencia y ostentación en el vestuario y en los alimentos, personal de limpieza, niños dando guerra, Cristo con una fuente llena de comida donde sobresale una hermosa pierna de cordero... En fin, demasiado jaleo para una escena sagrada que queda muy trivializada.

Resulta espectacular la perspectiva con los tres arcos monumentales y las arquitecturas clásicas de los fondos. Maravillosos detalles son también el jaspeado de los mármoles, los ricas telas del vestuario típicamente veneciano, el suelo de mármoles de colores y los objetos de vajilla sobre la mesa. El colorido es intenso y variado y la gesticulación de los personajes muy acusada.

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LA TEMPESTAD. GIORGIONE. (1508).

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El enigmático Giorgione, destacado pintor renacentista, siempre difícil de interpretar, innova en esta su más conocida obra, "La Tempestad". El protagonismo corresponde al paisaje y más concretamente a algo tan etéreo e intangible como una tormenta. El cielo negro, el relámpago amenazante y las blancas arquitecturas y verde paisaje componen un triunfo de la naturaleza y sus fuerzas desatadas.

Las ruinas son misteriosas, las casas tienen cierto aire oriental, los personajes resultan un enigma de interpretación y todo rezuma un aire de atmósfera inquietante.

El soldado con vistoso uniforme no tiene relación con la joven madre desnuda amamantando a su bebé. Y ninguno de ellos tiene nada que ver con el entorno. La degradación del color y el punto de vista alto acentúan la perspectiva.


LA PLAZA DE SAN MARCOS. CANALETTO. (1725).

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El pintor más clásico del barroco veneciano en cuanto a vistas urbanas se refiere es Antonio Canal, apodado Canaletto. Sus vistas de Venecia parecen cien por cien fieles a la realidad, pero este pintor cambiaba las cosas a su capricho si bien el resultado final es completamente creíble. Venecia ha sido siempre fuente de inspiración para los artistas por su monumentalismo y su ambiente luminoso. Canaletto recoge todo esto magistralmente y resalta la personalidad de la ciudad y su carácter comercial y burgués, con personajes ricamente vestidos y damas cargadas de joyas.


LA MUJER QUE DESCUBRE EL SENO. TINTORETTO.(1570).

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Jacopo Robusti, llamado Tintoretto por ser su padre teñidor de telas es un típico pintor veneciano del Renacimiento. Nació en Venecia en 1514 y murió en la misma ciudad en 1594, siendo, por tanto, contemporáneo de los grandes Miguel Angel y Tiziano.

Es Tintoretto un pintor muy original, utiliza abiertamente los escorzos (movimientos violentos) y las diagonales en las composiciones espaciales. Su colorido es muy personal, dominando los naranjas, fucsias y violetas, rojos y rosas.

Pinta temas mitológicos, religiosos y retratos como el que tienes delante, lleno de color, sensualidad y lujo, tres características que siempre han presidido la pintura veneciana. La dama anónima nos muestra su seno con refinamiento y buen gusto, mirada distraída y peinado elaborado. Las joyas y el vestuario son de enorme riqueza.


LA MUERTE DE SOFONISBA.(1760). GIOVANNI BATTISTA TIÉPOLO.

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Otro destacado pintor barroco veneciano (1697) que trabajó en España y murió en Madrid (1770). Giovanni Battista Tiépolo no sólo hizo telas sino que sobre todo es famoso por sus pinturas de enormes frescos sobre paredes y techos de grandes dimensiones. Sus características fundamentales son un fuerte y contrastado colorido, teatralidad y escenografía, movimientos violentos y posturas forzadas (escorzos).

La temática de Tiépolo es tanto mitológica como religiosa. En el caso que nos ocupa, Sofonisba era una bellísima reina de los Númidas y aliada de los romanos. Un día decidió cambiar de alianzas y pasarse al lado de los cartagineses. Una vez derrotados éstos por los romanos, Sofonisba tomó un veneno y murió, momento que recoge el cuadro de Tiépolo.

Al igual que todos los artistas venecianos, nuestro amigo pinta el lujo, la riqueza y la sensualidad, tan apreciadas en la ciudad adriática. Luz y color triunfan en esta obra.

Resultan especialmente destacables los contrastes brutales de zonas iluminadas y zonas en sombra, tal vez sea el rasgo barroco más notable del cuadro pero también la teatralidad exagerada, el colorido potente, los gestos escenográficos, el movimiento desenfrenado, las posturas en equilibrio inestable, etc.


EL CHARLATÁN. (1754). GIANDOMÉNICO TIÉPOLO.

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En un paisaje urbano un orador subido en un improvisado estrado se dirige muy enfáticamente, brazo en alto, a la muchedumbre que se agolpa para escucharle. La luz, la riqueza de los vestidos, las clasicistas arquitecturas y la presencia de máscaras en muchos de los asistente nos indica que muy probablemente nos encontramos en el famoso carnaval de Venecia. Los contrastes de luces y sombras son fortísimos, así como la distribución muy irregular de las masas, con espacios vacíos y otros saturados. El colorido es variado y comprende tonos suaves (malvas, azules claros) y tonos encendidos como los rojos y blancos. El cuadro exhibe un gran lujo de detalles que debes admirar así como, algo muy característico de Tiépolo, la diferente definición de las figuras según se encuentren cerca o lejos. Para percatarte de ello, mira con atención la elegante figura femenina vestida de azul: está muy definida y detallada. Bien, ahora céntrate en el grupo de cuatro personas situado sobre la balaustrada superior: sólo están esbozados, no tienen detalles. Pues este sencillo recurso artístico sirve, como has comprobado, para señalar las distancias y reforzar la tridimensionalidad.

EL CHARLATÁN. (1754). GIANDOMÉNICO TIÉPOLO.

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El gran Tiziano es uno de los más importantes pintores renacentistas. Nació en Piove di Cadore ( Alpes italianos) en 1490 y murió en Venecia en 1576. En su larga vida pintó muchas obras, retratos, temas mitológicos, religiosos, bélicos, etc. Hoy puedes admirarte ante la delicada belleza de esta famosa Venus de Urbino.

Tiziano fue un pintor de principios clasicistas que no cambió a lo largo de su vida y su género más destacado son los retratos, en los que capta todo sabiamente, el rostro del retratado, su indumentaria y el escenario. Es un maestro en mostrar la expresividad y el movimiento, y no digamos nada de la sensualidad femenina.

La venus de Urbino yace atrayentemente tambada tapándose púdicamente pero sin esconder la belleza de su cuerpo. Un perrito, símbolo de fidelidad está a sus pies. Al fondo una sirvienta está agachada sobre un baúl y otra la mira. Diversos elementos, aparentemente intrascendentes, definen el carácter de la obra: la cortina oscura realza la luz nacarada clara del cuerpo femenino, el suelo es perspéctico y el fondo es paisajístico y, por tanto, ilimitado.

La riqueza y el lujo aparecen en todo: los tapices, los vestidos (no en la Venus desde luego), la cama, etc.