TURNER.

Joseph Mallord William Turner (1775-1851) es un paisajista inglés representante de la pintura romántica. El romanticismo pictórico tiene como características la subjetividad creativa, un rico mundo interior, gusto por la naturaleza atormentada, por lo pasional y por el amor vehemente y delirante. Pintan lo desconocido y misterioso, la noche, las ruinas, los cementerios, la muerte, la luna y los fenómenos de la naturaleza. Los románticos huyen de lo racional y matemático y, claro, eran unos apasionados admiradores de España, país que reunía todo lo que buscaban.

Turner cultivó el óleo pero sobre todo la acuarela ya que le permitía un notable difuminado de las formas y esas típicas atmósferas suyas tan vaporosas y evanescentes. Nadie como él ha sabido reflejar el paisaje de las Islas Británicas con sus nieblas, sus lluvias, nubes y costas, aunque también pintó paisajes de Venecia, Alemania, Roma, etc.

Turner solía salir con mal tiempo a observar el mar y el cielo, fijaba sus impresiones en apuntes que posteriormente convertía en cuadros en su taller. Su pintura es muy innovadora para su época y resulta particularmente atrevido al pintar las fuerzas abstractas de la naturaleza, fuerzas sin forma como la niebla, la tormenta, la lluvia, etc.

En sus paisajes asistimos a la desmaterialización de las formas, que ceden protagonismo a la luz. Así Turner refleja lo inestable, lo accidental, lo cambiante y por ello es considerado un precursor del Impresionismo. Bucea con sus pinceles en el humo, el vapor y la humedad, heridos por una luz intensa y cegadora.

Si te fijas bien, lo más interesante de Turner es que nos deja abierta la posibilidad de imaginar. Como sus cuadros sólo sugieren, nosotros podemos completarlos a voluntad usando nuestra imaginación.

INCENDIO EN EL PARLAMENTO DE WESTMINSTER

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Sobre el Támesis se reflejan los colores del incendio de las Cámaras de los Lores y de los Comunes. A pesar de la difuminación acusada se pueden reconocer las aguas del río, las torres de la abadía de Westminster, y el puente del mismo nombre. La intensa y refulgente luz de las llamas chisporroteantes ilumina el cielo y el puente y se refleja en las aguas. Los colores son de gran intensidad y la pincelada muy vaporosa y etérea dadas las características de la acuarela. Los colores son espléndidos, desde el naranja del fuego al azul oscuro del cielo o del crema de la piedra del puente al negro del humo .

EL CASTILLO DE DUNSTANBOROUGH.

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Bella propuesta paisajística tan del gusto de Turner. Un barco encallado en la playa tras haber naufragado está siendo descargado por hombres y mujeres, mientras la imponente silueta del castillo preside la escena desde lo alto de un promontorio. En aquella época era relativamente frecuente que la población de pueblos costeros se aprovechase de los naufragios para apropiarse de los objetos de valor y de la carga de los navíos siniestrados. Sin embargo en esta escena vemos a un oficial uniformado a caballo supervisando la operación de descarga.

La luz dorada desmaterializa las formas y crea una atmósfera de ligera neblina muy típicamente británica. El azul intenso del mar choca con los amarillos del cielo y del castillo. Los reflejos del barco y las personas sobre la arena mojada son bellísimos.

VELERO LLEGANDO A PUERTO.

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Entre un torbellino de luces blancas, anaranjadas y amarillas avanza poderosamente hacia el puerto un velero de dos mástiles, impulsado por el viento que hincha sus velas. El mar es amenazante, negro e impenetrable y parece querer tragarse el velero. Esta negrura sólo es rota por el reflejo del sol de atardecer sobre las aguas. La sensación de vaporosidad y falta de objetos tangibles hace que esta escena nos haga imaginar lo que queramos, pues la propuesta de Turner tiene tal fuerza expresiva, que somos invitados a soñar.

UN CLARO EN LA TORMENTA.

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Como el título del cuadro nos indica, la luz del sol se cuela poderosamente entre las densas y negras nubes del cielo. Eso es lo principal, lo demás está supeditado a esas fuerzas naturales amenazantes. Los pescadores de la playa recogen rápidamente sus pescados en el cesto mientras otros todavía se encuentran faenando. Todo son motivos marineros: los pescadores, sus barcas, el ancla, las gaviotas, las redes, los cestos... En un plano posterior adivinamos grandes veleros fondeados con las velas recogidas para sortear la tormenta.

Dramáticamente iluminada surge la silueta de una fortaleza con poderosos torreones, testigos de otros tiempos. Pon a prueba tu perspicacia y encuentra: un centollo, mejillones, humareda en la costa, manta-raya y barril flotando.