Hyeronimus Van Aeken, apodado El Bosco, es uno de los pintores más apasionantes y enigmáticos de toda la historia de la pintura. Nació en Holanda en 1450 y murió en 1516. En esta exposición puedes contemplar tres de sus obras del museo de El Prado de Madrid. Ya conoces El jardín de las Delicias, obra con la que iniciamos la Pinacoteca Cossío el pasado año. A ella le acompañan El carro de heno y La extracción de la piedra de la locura, ambas caracterizadas por la ironía, el sarcasmo y una imaginación desbordante.
El Bosco, según algunos estudiosos, pasaba largos ayunos para tener visiones y alucinaciones y poder crear obras imaginativas y originales. Según otros, formaría parte de alguna secta secreta y por eso sus cuadros están repletos de mensajes ocultos y enigmas difíciles de descifrar.
Como características técnicas, subrayamos la minuciosidad en el detalle, el gusto por la variedad y riqueza del color además del cuidado por la perspectiva y la originalidad en el tratamiento del tema.
Tríptico muy sugerente en cuya tabla central aparece un enorme carro repleto de heno y un sinfín de personajes. En la cima del carro se desarrolla una escena cortesana, unos amantes, la música, y un ángel y un diablo. Es una especie de “jardín del amor” donde el ángel mira a Jesucristo en una nube mientras el diablo participa del juego musical y sexual que se adivina. Jesús presenta una expresíón de paciencia infinita mientras levanta los brazos como exclamando: ¡¡ Madre mía, qué gente !!
El carro es gigantesco y está completamente lleno. Según todos los expertos, el tema alude a un versículo de Isaías: “Toda carne es como el heno y todo esplendor como la flor de los campos. El heno se seca, la flor se cae”. Estamos ante una alegoría de lo efímero de los bienes y placeres materiales y de lo pasajero de todo lo de este mundo. A esa felicidad terrenal y material, representada por el carro, quieren subirse todos. En ese intento están todas las clases sociales, reyes y obispos, pueblo llano, etc. La chusma se pelea y se empuja por conseguirlo desesperadamente mientras príncipes y prelados cabalgan mansamente porque ya tienen la riqueza (el heno) conseguida; representan el pecado del orgullo. A los pies del carro vemos otros pecados capitales, así puedes contemplar el mendigo farsante (con un niño), es la avaricia que conduce al engaño y al fraude. El médico embaucador (con diagramas y frascos en una mesa para impresionar a sus víctimas) tiene la bolsa llena de heno al tener ganancias conseguidas ilícitamente. A la derecha varias monjas introducen heno en un saco (atesoran riquezas) y las está vigilando un monje con una abultada panza, símbolo de la gula. Varias escenas de violencia se desarrollan en torno al carro. El Bosco denuncia con estas escenas el egoísmo, la codicia y la ambición que anidan en el ser humano sea cual sea su condición social y económica. Diversos seres monstruosos tiran del carro.
Si te fijas atentamente, la riqueza de detalles es sobrecogedora, puedes descubrir a una monja bebiendo, una extracción de muelas, un degollamiento, la limpieza del culito de un niño y un asadero de peces.
En las tablas laterales aparecen la creación del hombre, el paraíso y la expulsión (izquierda) y el infierno (derecha) en un tratamiento algo distinto al de El Jardín de las Delicias.
Escena curiosa y con indudable gracia, como todas en El Bosco, en la que aparecen cuatro personajes súmamente llamativos. La leyenda escrita en el cuadro dice: ”Saca fuera la piedra. Mi nombre es Lubbert Das”. Este supuesto nombre puede traducirse por “bajito y castrado” o según algunos sería el equivalente en Flandes a persona simple y boba. Analizando uno por uno los personajes, de izquierda a derecha tenemos un supuesto cirujano que opera brutalmente al paciente extrayéndole la “piedra de la locura”. Va ataviado con traje largo y un embudo en la cabeza. De su cinturón cuelga una bolsa de dinero.
El siguiente es el paciente intervenido, con cara de simplón, paticorto y barrigudo, que se deja hacer. Otro es un fraile, que habla al paciente y sostiene una jarra. Por último, apoyada sobre una mesa está una religiosa con su hábito que observa la intervención quirúrgica entre aburrida y curiosa y sobre su cabeza mantiene un libro cerrado. Todos estos elementos son una clara denuncia de la credulidad de algunos y del descaro de otros para ganar dinero a costa de esa credulidad, sazonada de ignorancia y fanatismo. El crédulo es el operado, que cree que le van a curar la locura sacándole una piedra del cerebro. Su bolsa de dinero está atravesada por un puñal (significa que está siendo estafado). El “cirujano” tiene su bolsa bien rellena (ha ganado dinero mediante el engaño al tonto) y el embudo del revés simboliza que sólo recibe, no da (a cambio de no hacer nada realmente, cobra una suma de dinero). El fraile, cómplice del timo, implica a la Iglesia en la fabricación de falsas creencias, miedos y misterios para obtener beneficios económicos de los ignorantes. La religiosa, sostiene el libro cerrado, símbolo de la incultura y la desinformación, también lleva una bolsa colgada.
Si te fijas bien, la piedra no es tal, sino un tulipán negro, al igual que el que hay sobre la mesa y es el símbolo del dinero, es decir, al crédulo se le saca el dinero.
El Bosco denuncia así las creencias populares absurdas y acientíficas que permiten a desaprensivos aprovecharse y enriquecerse. ¿ No nos suena esto familiar actualmente con respecto a videntes, adivinadores, sanadores, visionarios y otros especímenes que dicen adivinar nuestro futuro mediante métodos ridículos?
Famoso tríptico con el paraíso y Adán y Eva a la izquierda, el infierno a la derecha y una complicada escena múltiple de fuerte contenido sexual en el centro. Más de mil figuras forman parte de esta obra en donde El Bosco representa los placeres carnales de forma explícita, con relaciones sexuales variadas y creativas entre parejas y grupos, con la presencia de simbólicos animales e imaginativas construcciones como el hombre-árbol, fuentes imaginativas, máquinas infernales...
La contemplación minuciosa te permitirá contemplar detalles súmamente morbosos y por tanto interesantes. Tómate tu tiempo y disfrútalo. En cuanto a las interpretaciones, todavía los expertos no se han puesto de acuerdo, así que puedes dar tu propia versión e intentar comprender (si puedes) las intenciones de El Bosco.